Consecuencias de una mala alimentación en los niños
La alimentación en los niños es uno de los aspectos más importantes en su desarrollo. Los padres somos responsables de proporcionarles los nutrientes necesarios, además de crear en ellos unos buenos hábitos alimenticios.
Una mala alimentación en los niños se traduce en la aparición de patologías que pueden tener desenlaces perjudiciales. Una dieta equilibrada compensa estos riesgos y favorece una vida sana.
Prevenir para evitar las consecuencias de una mala alimentación en los niños
Prevenir antes que tratar es la norma. Una alimentación adecuada en la niñez, con presencia de todos los grupos alimenticios, evitará consecuencias en la edad adulta. Los malos hábitos que los padres permiten que se formen en la infancia acompañarán al niño durante toda su vida.
Si el niño se opone a comer verduras, frutas o pescado se deben buscar alternativas para que estén presentes en su alimentación. De una dieta sana, equilibrada y variada durante los primeros años de vida dependerá el metabolismo del adulto.
Menos desarrollo y concentración y más cansancio son algunas de las consecuencias de una mala alimentación en los niños. Por ejemplo, les costará mucho más estudiar o leer.
Además, los niños malnutridos sufren alteraciones en la piel y en la pigmentación del cabello. Los problemas de visión y un desarrollo físico y mental inadecuado son frecuentes, al igual que enfermarse con más facilidad.
Peso y talla fuera de los valores normales
Por exceso o por defecto, la malnutrición acarrea serios daños en el organismo. El peso y la talla fuera de los valores normales son una de las consecuencias de una mala alimentación en los niños. También puede ocasionar hipertensión arterial, osteoporosis, enfermedades renales y del corazón, según un artículo publicado en la revista “Pharmacological Research”.
Por este motivo, no hay que olvidar que el aumento del colesterol y ciertos tipos de cáncer son otros de los riesgos de una mala alimentación.
Falta de hierro
La falta de hierro es una deficiencia nutricional que puede desembocar en anemia. Sus efectos sobre el desarrollo intelectual de los niños son irreversibles. Acorta la capacidad de analizar y entender, y en consecuencia la inteligencia se ve limitada.
La hipotonía o debilidad muscular
La debilidad muscular, conocida como hipotonía, es una consecuencia de la mala alimentación en los niños. Tristeza, palidez, cese del crecimiento y llanto débil son algunos de los síntomas; el bajo rendimiento físico y escolar es otro riesgo. En los bebés se manifiesta con un retraso en la llegada de los primeros pasos.
Además, es necesario recordar la necesidad de garantizar el aporte proteico de la dieta para favorecer el crecimiento y la regeneración muscular, según un estudio publicado en la revista “Food & Function”.
“La falta de control sobre el tipo de alimentos que ingieren es una de las causas de una mala alimentación en los niños”
Obesidad desde la infancia
El sobrepeso en los niños se manifiesta en un aumento rápido de peso y dificultad para el desplazamiento. Puede ocasionar desórdenes hormonales, diabetes, aumento del colesterol, alteraciones óseas, complicaciones respiratorias y hepáticas.
La falta de control sobre el tipo de alimentos que ingieren es una de las causas de una mala alimentación en los niños. Cuando se abusa de alimentos envasados, embutidos, refrescos, comidas rápidas con exceso de grasa, dulces y frituras, las consecuencias llegan rápido.
El exceso de carbohidratos, grasas y proteínas acarrea serios problemas para la salud de los niños, por eso deben suministrarse con mucha moderación.
Falta de proteínas
El consumo de proteínas, indispensables para la formación de la fibra muscular, debe ser el adecuado.
El déficit de proteínas ocasiona dificultad para metabolizarlas. La caquexia produce agotamiento y atrofia de músculos, cansancio, debilidad y apatía.
Carbohidratos, déficit o abuso
En la infancia, el exceso de carbohidratos, además de obesidad, ocasiona diabetes y enfermedades cardiovasculares. Aparecen las caries, cambios de humor, falta de concentración e hiperactividad.
En el extremo opuesto, el déficit de hidratos de carbono provoca fatiga e inapetencia. Al ser la “gasolina” del cuerpo, su escasa ingesta disminuye la energía.
Consumo de grasas saludables
Una dieta con grasas en exceso ocasiona sobrepeso. El déficit deriva en avitaminosis, o falta de vitaminas A, D, E y K, irritabilidad, falta de concentración y apatía.
No obstante, la falta de vitaminas también causa problemas de tiroides, ocio, anemia, escorbuto y raquitismo. Los padres deben estar atentos a las manifestaciones de cansancio, calambres, dolores de cabeza, adormecimiento, trastornos del carácter y disminución de la capacidad mental.
Caries
Otra de las consecuencias de la mala alimentación en los niños es la aparición de caries. Ya mencionamos que esta alteración dental puede aparecer por un exceso de carbohidratos, sin embargo, la disminución en los nutrientes esenciales también promueve su aparición.
Múltiples estudios asocian la deficiencia de vitamina D con la aparición de caries en la infancia. La mayor fuente de esta vitamina es la transformación cutánea de luz solar, por lo que tomar sol durante las primeras horas del día puede ser de utilidad. Además, el huevo, el hígado de pescado y la leche también son una buena fuente de vitamina D.
¿Cómo promover la buena alimentación en los niños?
Las consecuencias de una mala alimentación en los niños son muy severas y generan daños importantes a largo plazo. En este sentido, promover la buena alimentación en los niños es fundamental para garantizar un aporte adecuado de nutrientes.
Una de las mejores ideas es incorporar las frutas, verduras y vegetales a la alimentación del niño desde una edad temprana. La alimentación complementaria debe iniciar a los 6 meses de edad y puede incluir una gran variedad de alimentos que le aportan nutrientes al bebé.
Es importante que los niños reciban lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida y se continúe amamantando al menos hasta los 2 años. La leche materna contiene todos los nutrientes que el niño necesitará en esta etapa de su vida.
Por otro lado, es normal que los niños sientan cierta aversión a algunos alimentos alrededor de los 4 o 5 años. En estos casos, lo ideal es hallar alternativas que contengan las mismas vitaminas y minerales. Otra opción es incluir los vegetales en las comidas sin que el niño los note o hacerlo de forma creativa a través de papillas, purés, compotas o cremas.
La mala alimentación tiene consecuencias sobre la salud de los niños
Las consecuencias de una mala alimentación en los niños pueden ser permanentes. La alimentación variada y equilibrada en la infancia determina una existencia sana y prolongada. Cueste lo que cueste, incluir en la dieta de los niños alimentos de todos los grupos es indispensable para que se desarrollen de manera adecuada.